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sábado, 12 de mayo de 2012

Líbano. Por el valle de la Bekaa

Sellado el pasaporte en la frontera de Líbano
Un taxi compartido (con dos gordos que ocupan parte de nuestros asientos) nos lleva de Damasco al Líbano, a Zahlé en el valle de la Bekaa.
Bodegas Ksara
El paisaje se hace cada vez mas verde y comprobamos la variedad climática del Líbano que va desde puertos de montaña con pistas de esquí como la de Zanour cerca de Beirut o Faqra (exclusiva estación de esquí privada, a la que se accede sólo por invitación) a playas turísticas como Biblos o Trípoli. Todo ello en una pequeña extensión de 250 km de largo por 50 km de ancho. Al Líbano, en la época anterior a su larga guerra civil (1975-1990), se la conocía como la Suiza de Oriente.
Ímpactos en Zahlé
 El cedro es el emblema de Líbano y está presente en su bandera, sin embargo actualmente es difícil encontrarlos, están protegidos y se pueden visitar en el valle de Qdisha, en el único bosque de cedros que queda en Líbano, con árboles de 1500 años de antigüedad. Su madera indestructible fue durante siglos utilizada por los fenicios, griegos y egipcios para construir casas, templos, sarcófagos o barcos.
Una calle de Baalbek
Zahlé es un pueblo en el valle de a Bekaa, atravesado por el río Birdawni, con “coquetos” puentes peatonales que llevan de una orilla a la otra.  La población es mayoritariamente cristiana y lo podemos comprobar por los numerosos altarcitos con imágenes del Sagrado Corazón o La Dolorosa y alumbrados con candelas que hay a lo largo del pueblo, ante los que la gente se santigua con gran devoción.
Líbano no es un país barato y Zahlé es un pueblo turístico al que acuden los beiruties a refrescarse en verano y eso se nota en los precios.
Nos alojamos en un hotel que conserva la estructura de una antigua casa otomana, ubicado a la orilla del río.
El valle de la Bekaa tiene una larga tradición de producción de vino y las bodegas Ksara son las mas antiguas y famosas. Conservan, y se pueden visitar, las bodegas subterráneas en las que el vino fermentaba ya en la época romana. Actualmente siguen en plena producción y elaborando vinos de calidad que se exportan al extranjero. Nosotros los probamos y nos parecieron muy buenos; además su sala de catas está montada con total profesionalidad y buen gusto, no le falta ni un detalle.
Baalbek. Columnas del Templo de Júpiter
Baalbek. Templo de Venus
Baalbek. Capitel de mas de 2 metros
Viajamos hacia el norte, a Baalbek, en la zona más alta del valle de la Bekaa. Esta región es casi 100% musulmana; la ciudad es el gran feudo del partido Hezbollah, por todas las calles se ven los carteles con su símbolo verde y amarillo y los retratos de sus líderes. Las tensiones políticas también pasan factura aquí; hay huellas de bombardeos e impactos de bala (y por las noches suele faltar la luz); a pesar de poseer uno de los más importantes vestigios romanos de Oriente Medio apenas hay turistas y los pocos que vienen ni siquiera se quedan en el pueblo.
Las ruinas romanas de Baalbek son Patrimonio de la Humanidad; se trata de templos construidos entre los siglos I-III d.C. en honor de: Júpiter, Mercurio y Venus. De enormes proporciones, se dice que los templos de Baalbek fueron construidos por gigantes.
Los romanos quisieron demostrar su poderio levantando el mayor templo del mundo. Con la llegada del cristianismo cayó en una época de decadencia e incluso ocho columnas del templo de Júpiter fueron enviadas a Constantinopla para la construcción de basílica de Santa Sofía.
En el s. XVIII se describen las ruinas como las obras más audaces de la arquitectura de la Antigüedad, pero hasta inicios del s. XX no se acometió su restauración.
Baalbek. Gigantescas columnas
Realmente los restos de Baalbek impresionan... sobre todo cuando uno no tenía noticia de su existencia antes de verlos. Compramos unos falafeles (parecido a una albondiga de pasta de garbanzo) y unos pastelitos y nos vamos con ellos a las ruinas a comerlos entre los enormes capiteles, sentados frente  a casi 2000 años de historia. Paseamos por las ruinas sintiendonos pequeños y midiendonos con los basamentos de las columnas del Templo de Júpiter o con los enormes capiteles esparcidos por el suelo.
 Estamos solos durante horas y podemos disfrutar de los templos de Baalbek tranquilamente, pasear entre las piedras recreándonos con la grandeza de las seis columnas que quedan del Templo de Júpiter, sorprendernos por la armoniosa proporción del templo de Baco elevado sobre una plataforma.
El templo de Venus (menos conservado) fue transformado con la llegada del cristianismo en la iglesia de Santa Bárbara. Esta santa, que es patrona de mi pueblo, nació en  Nicomedia, (como dice el canto en honor de santa Barbara de Castelserás) y vivió en Baalbek.  De nuevo encuentro elementos de unión entre culturas. Hemos recibido de Oriente una parte importante de nuestras creencias y la religión (seas creyente o no) es un medio de trasmisión cultural que compartimos con los pueblos mediterráneos, aunque estén al otro lado del Mediterráneo.
Dejamos Baalbek y nos dirigimos a Biblos, una antigua ciudad portuaria a la orilla del mar Mediterraneo.

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