martes, 29 de septiembre de 2015

Un día en Sofia. Bulgaria

София- Sofía

Estatua de Sofia en Sofia. Bulgaria
Llegamos al aeropuerto de Sofia al atardecer. La cinta de las maletas da vueltas y vueltas pero la mía no aparece. Alitalia la ha despistado en algún transbordo.
Hala pues, a reclamar en una lenta ventanilla única que se ve al fondo, con una empleada con pocas ganas de emplearse y que por alguna razón que no entendemos nos van dejando para el final, seguramente porque no tiene ganas de emplearse con unos extranjeros despistados.
Cuando salimos, el aeropuerto se ha quedado silencioso y fuera cae la tarde. Buscamos algún autobús que lleve al centro. Me siento analfabeta intentando descifrar las letras de los carteles en cirílico; por suerte, entre las rarezas peculiares de Luis figura su época de estudio del ruso y logra enterarse.

El bus nº 84 nos acerca a una avenida cerca del campo de fútbol, nos enteramos tarde que es mucho mejor coger el metro que sale desde el mismo aeropuerto. Al subir al bus taladramos, en una validadora de hierro que parece del siglo XIX, los billetes que hemos comprado en un puesto de periódicos del aeropuerto. El trayecto es corto y no tardamos en llegar al céntrico Hotel Anel. 
Que lúgubre nos parece Sofía por la noche!. Las calles apenas tienen luz y el estado de las aceras aconseja andar con cuidado. Con lo bonito que es su nombre!.
Nos acercamos hasta el centro, paseamos por el animado bulevar Vitosha lleno de terrazas y buscamos, en una bocacalle, el restaurante Pri Yafata que recomienda Teresa en su blog Apuntes de viajes. Tras pasar de largo una vez, nos damos cuenta de que ha cambiado de nombre, ahora se llama Moma, pero sigue siendo un lugar muy agradable, en una preciosa casa antigua. Probamos nuestra primera cena búlgara: sopa de yogur y pepino, ensalada con una montaña de queso, carne, el vino búlgaro...una cena que nos sienta genial. Esto ya pinta mejor!.


Museo de Arqueologia. Sofia
Guardian con gorro con pluma


Cambio de guardia en la residencia presidencial
Por la mañana salimos a conocer Sofia. Paseamos por el centro topándonos con la escultura de Sofia que lleva en las manos la corona de Tjuhe, la diosa del destino, y un búho símbolo de la sabiduría.
El Museo Arqueológico, instalado en una antigua mezquita, está cerrado los lunes. Entre edificios actuales encontramos la diminuta  iglesia de San Jorge o "Sveti Georgi" el edificio más antiguo de Sofía, en el interior vemos las pinturas murales del s.X que no se pueden fotografiar y aunque apenas hay gente, respetamos la costumbre. Al lado nos atrae el cambio de guardia del Palacio Presidencial.
Desde todos los puntos de la ciudad se divisa el minarete de la Mezquita de Banya Bashi, que sigue en activo y a la que asisten los musulmanes de Sofia.

Catedral Alexander Nevski

Seguimos las  cúpulas doradas  de la  Catedral de Alexander Nevski, el principal centro religioso de Sofia y la mayor iglesia ortodoxa del mundo. Fue construida con materiales nobles en el s XIX para conmemorar la ayuda prestada por Rusia en la guerra búlgaro-otomana (1877 - 1878) que terminó con la independencia de Bulgaria. Las pinturas murales se encuentran ennegrecidas, seguramente por la costumbre de encender montones de velas, como ofrenda, en el interior de las iglesias.
En la cripta pasamos un buen rato disfrutando la magnifica colección de iconos ortodoxos búlgaros, serbios y macedonios de los siglos IV al XIX. (6 levas, unos 3 €).

 ICONOS DEL MUSEO ALEJANDRO NEVSKI DE SOFIA BULGARIA
San Jorge. Museo A. Nevski. Sofia
San Demetrio. Museo A. Nevski. Sofia

Al salir, el destino nos coloca al lado de una oficina de turismo que nos informa de que el autobús nº 2 pasa cerca de la Iglesia Boyana, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (1979) y que está a unos 8 km del centro. Compramos en un kiosco de periódicos varios billetes (1 leva, 0,50 €) y nos vamos para allá. El bus para en el Museo Nacional de Historia, donde por 12 levas (6 €) venden un billete combinado para visitar el museo y la iglesia Boyana.  El museo ocupa el antiguo palacio presidencial de la época comunista; es un edificio funcional, con jardines y vistas a la montaña. En sus salas se exhiben variadas colecciones de objetos que datan de distintas épocas, entre las que destacan los llamados Tesoros Tracios, conjuntos de joyas en oro y plata del siglo III a.C.

   MUSEO DE HISTORIA DE SOFIA

         

Hace bastante calor, son casi 36 grados y andamos agotados. Vemos en el barrio un beach-drink (un bar con piscina) y nos dejamos seducir por una cerveza Kamenitza y una rica ensalada de tomate que sabe a gloria, antes de coger el bus 107 que lleva a la iglesia Boyana.

Boyana
La iglesia es pequeña y desde fuera no parece gran cosa, se encuentra en el barrio de Boyana, a los pies de las montañas Vitosha y su valor reside en la calidad y realismo de las pinturas murales del año 1259 que hay en su interior. Los 10 minutos permitidos de la visita pasan tan rápidos que apenas queda tiempo para disfrutar de los retratos de los zares búlgaros que construyeron la iglesia, las escenas cotidianas o las representaciones de los santos, especialmente el retrato conservado más antiguo del santo búlgaro Iván Rilski, que vivió en el siglo X y fundó el Monasterio de Rila que vamos a visitar más tarde.
Os dejo un enlace al vídeo de la Unesco para que disfuteis del lugar:



Al salir cogemos otro autobús que nos acerca al monasterio de Dragalevtsi, que está en un lugar muy bonito, cerca del telesilla (que no funciona), en medio de un bosque. También tiene algunas pinturas murales pero son mucho más sencillas.
Seguimos agobiados por el calor que aprieta y como el bus va a tardar en pasar hacemos dedo y el primer coche nos deja en Sofia junto a una parada de metro.

Monasterio Dragalevtsi
Al volver al hotel pregunto por mi maleta pero todavía no ha llegado. En previsión salgo a comprar algo de ropa, (dos camisetas que me venden al peso por 3 €) y cosas básicas en el supermercado, entre otras una crema de rosa de Bulgaria que huele genial y me encanta. Como curiosidad preparando el viaje nos enteramos que Bulgaria es el mayor productor de aceite de rosas del mundo.

Grupo musical en el restaurante Hadjidraganovite Kashti

Restaurante Hadjidraganovite Kashti
Cenamos en una mejana (restaurante de comida popular búlgara) que también recomienda Teresa en su blog y que recomendamos. Se llama Hadjidraganovite Kashti y aunque está algo escondida no queda lejos del centro. Es una casa tradicional decorada con aperos de labranza y suele haber música en directo. Uno de los músicos nos dice que ha actuado en Jaca en el festival folclórico de los Pirineos.
Volvemos dando un paseo cruzando el puente sobre un río que no lleva agua.
El día ha sido intenso y ha dado para mucho.
Un anuncio de desafio en Sofia. Bulgaria