domingo, 28 de octubre de 2012

Singapur. Hotel Marina Bay Sand

Me acaba de llegar uno de esos correos que corren por la red invadiendolo todo y que la mayoría de las veces no leemos por miedo a lo pesados e inútiles que son. Pero este correo, que me envía mi cuñada Rosa, me ha gustado. Me dice que ya sabe cual va a ser su próximo lugar de vacaciones. Las fotos que me envía son del hotel Marina Bay Sands de Singapur. Un original edificio que se ha convertido en poco tiempo (se inauguró en junio de 2012) en el edificio simbólico de Singapur, reemplazando en la bahía al pequeño Merlion.
Hace dos años, cuando pasamos dos días en la ciudad de vuelta de Filipinas  ya pudimos ver  las tres torres y se perfilaba la plataforma que los unía.
El hotel se promociona como la novena maravilla del mundo, una exageración deslumbrante en una época de crisis y de falta dinero (para una amplia mayoría), pero hay que reconocer que tiene un diseño bonito y espectacular.
En el mes de diciembre tenemos previsto ir a Singapur y por supuesto espero poder visitar esta maravilla arquitectónica.
El hotel consta de tres torres de 50 plantas cada una unidas en la parte superior por una terraza en forma de barco, el Sky Park que contiene una terraza con vistas a Singapur  abierta al público. Uno de los lados de la plataforma es en voladizo, 64 m que la convierten en la mayor plataforma del mundo, al igual que la piscina de 150 m, la piscina mas larga  del mundo construida por encima de los 200 m de altura.
El hotel ha sido financiado por un magnate de Las Vegas (¡el juego que da el juego!) y su coste casi ha alcanzado los seis mil millones de dolares. Por supuesto cuenta tambien con un centro comercial, un centro de convenciones, un museo de arte moderno, teatros y buenisimos y carisimos restaurantes …



sábado, 20 de octubre de 2012

Preparando viaje

Torres Petronas. Kuaka Lumpur. Malasía
Ya estamos inmersos en el otoño lluvioso. Por fin respiramos humedad, la ciudad se limpia y el campo recibe un agua tardana que ya no puede ayudar a recuperar las cosechas perdidas, pero, si tenemos suerte y llueve con ganas, lenta y copiosamente durante varios días, al menos, saciará la sed y recogerá reservas para la próxima primavera.
Tiempos difíciles en los que la sensible naturaleza también sufre y tiene cambios de humor: se seca o se inunda y provoca tremendos desastres.
Los aires difíciles que todo lo impregnan, pero yo me escapo. Cuando viajo o preparo un viaje o vuelvo de algún lugar distante, me sumerjo y vuelo con la imaginación y se abren ventanas. Estos días estamos preparando el próximo viaje con mimo, ejecutando un ritual y saboreando el placer de olvidar, (por un tiempo) las inquietantes noticias que nos invaden. Preparamos los viajes y nos evadimos, nos alejamos del estupor de contemplar alelalos cómo nos machacan e intentan convencernos de que nuestros derechos son ahora privilegios.
Viajar y actuar como los niños tapándonos los ojos para escapar de una realidad. Viajar para reinventar este presente que nos toca vivir y en la distancia verlo desde otro punto de vista.
Tenemos previsto viajar a Tailandia y Malasia. Volar a Bangkok y volver desde Singapur, ciudades que ya conocemos y que hemos tomado como inicio o fin en viajes anteriores. Seguramente saldremos rápido del caos infernal de Bangkok e iniciaremos la ruta, viajando despacio, visitando los parques culturales en los que se conserva el patrimonio histórico de Tailandia (Ayutthaya, Sukhotai, Lopburi, etc.) para luego ponernos en marcha hacia la península malaya, dando rodeos, decidiendo sobre la marcha si detenernos en Krabi o en las islas Perhentian, haciendo etapa en ciudades como Kota Bahru, Malaca o la dinámica capital Kuala Lumpur, para finalmente ir a Borneo, a perdernos unos días por los parques nacionales, descansar en las playas,  hacer snorkel y ver corales y peces de colores. Luis va preparando la ruta y me pide opinión y todo me parece bien y hoy me confirma que ya ha reservado el vuelo a la parte malasia de esta enorme isla. Yo como siempre me dejo llevar y me reservo la potestad de protestar, un privilegio con el que cuento desde el inico de nuestros viajes en común.