miércoles, 24 de agosto de 2016

Un crimen fantástico en Castelserás (Teruel)

Castelserás (Teruel) puente sobre el río Guadalope
El poder de los rumores, el crimen de Cuenca en Castelserás, un crimen fantástico,   el miedo a la justicia... títulos posibles de esta historia

Revolviendo papeles encontré unas fotocopias que me pasó hace un tiempo Angel Sancho, mi amigo de Estercuel, que anda siempre buscando cosas (a veces raras) que tienen que ver con Teruel.
En estas fotocopias se cuenta un supuesto crimen ocurrido en 1909 en Castelserás, del que yo no había oído hablar, pero que tuvo una importante repercusión tanto en la prensa regional, como en la nacional.

Ayuntamiento de Castelserás hacia 1900
El periódico La Correspondencia de España lo titulaba “Un crimen que nunca existio”. “Los muertos vuelven”.
El periódico ABC del día 13 de abril de 1909 lo titulaba un “Crimen Fantástico”. 

Años más tarde, en 1919 el dramaturgo José López Pínilla, conocido como Pármeno, estrenó en el Teatro del Centro de Madrid una obra teatral titulada La RED (puedes consutar el libreto), inspirada en el crimen de Castelserás e interpretada por actores de primer nivel con Margarita Xirgu en el papel protagonista.

Realmente el crimen es fantástico. Vamos a él.
Iglesia de Castelserás (Teruel)
 
En 1909 José Sancho Casanova dirigía la banda de música de Castelserás. Era costumbre de la banda, que los músicos que dejasen de pertenecer a ella, se quedaran con el instrumento que tocaban, siempre y cuando se hubiera cumplido un tiempo estipulado.
Antonio Moliner, miembro de la banda, discutió con el director y decidió dejarla pero llevándose con él la flauta que tocaba. Como no se había cumplido el plazo que le correspondía debía dejarla para su sustituto y aquí empieza la discusión entre el director de orquesta y Antonio: Que la devuelvas! que no! que mira que me enfado!, que mira que yo más!
Y así hasta que intervino el juez de paz de Castelserás que nada pudo hacer para parar la disputa.
Como el enfrentamiento no se resolvía, e incluso iba a más, interviene el juez de Primera Instancia de Alcañiz que tampoco logro dar solución al problema.
El tema estaba en boca de todo el pueblo que no pierde ocasión para hacer correr toda clase de rumores y posicionarse a favor de uno o de otro, hasta que un día, de repente, el director de la banda desaparece.
Cualquiera que conozca la vida de los pueblos puede imaginar la conmoción que supuso esta desaparición. Los rumores se dispararon y dieron pie a todo clase de conjeturas, ninguna buena. Lo han matado! decían, acusando a la familia Moliner.

Coro de Castelserás con el director José Sancho (Año aprox. 1920)
Artículo ABC de abril de 1909
El juez de Alcañiz investigó los hechos. Los Moliner,  padre e hijo fueron encarcelados. Todos tenían claro que ellos habían asesinado a José Sancho. Incluso un vecino del pueblo juraba haber visto a tres hombres luchando y aunque no lo confirmaba, podían ser los Moliner que habían acuchillado y tirado al río al director de orquesta.
Interrogado Antonio Moliner niega los hechos, pero cuando la “presión” del juez aumenta y con el fin de  salvar a su padre declara que sí, que él acuchilló al director de la banda y después arrojó el cuerpo al río Guadalope, pero que actuó sol.


Caso resuelto.

Lo terrible del caso es que pasado un tiempo el cura escolapio de Alcañiz, Manuel Bade, paseando por Zaragoza, se encuentra con José Sancho al que creía muerto. Menudo susto!.
El director de la banda estaba en Zaragoza, vivito y coleando, desconocedor de los escabrosos rumores que se habían extendido por Castelserás. El cura escolapio le cuenta lo ocurrido y juntos van a la Guardia Civil para aclarar el asunto y dejar en libertad al pobre Antonio Moliner.

Todo mentira.

Un crimen que no es tal, pero que deja claro el poder de los rumores, tan frecuentes en los pueblos y el poder de un juez para presionar y culpar a un pobre inocente.

Castelserás, puente sobre el río Guadalope hacia 1900

2 comentarios:

Libreta Viajera dijo...

¡Vaya historia! me encantan las fotos que has puesto.
Un abrazo,

Pilar Brun dijo...

Me alegro que te guste, Mónica. Un abrazo