jueves, 27 de noviembre de 2014

Ruta Jardín. De Wilderness a Ciudad del Cabo. Sudáfrica


Cruzando el río Diuwe
En esta entrada relatamos el recorrido por Ruta Jardín en Sudáfrica de Wilderness - Mossel Bay - Herbertsdale - Albertine- Swellendam-  Cabo Agujas- Kleinbaii- Hermanus- Betty Bay a Ciudad del Cabo  (3)

Seguimos viaje hacia Wilderness sin abandonar la carretera N2, muy bien acondicionada, a tramos autovía,con amplios carriles por los que resulta cómodo conducir. Nos sorprende el civismo de los vehículos lentos, que se apartan al arcén para facilitar los adelantamientos.
 Turaco de Knysna  Foto: Wikipedia
El acceso al Parque Nacional Wilderness está en obras y los desvíos nos lían, incluso es complicado acercarnos a comprar la entrada (100 Rand, unos 7 €) y comprobamos que la gente entra directamente.
Martín pescador
Recorremos los 4 km del sendero de madera Half-collared & Giant Kingfisher Trail (el sendero del Martín pescador gigante cobalto) paralelo al río Duiwe, por el que se deslizan suavemente las canoas hasta una pequeña cascada a la que acuden las familias a hacer picnic.
Un agradable recorrido bajo gigantescos árboles por los que revolotean numerosos pájaros. Tenemos la suerte de contemplar el “Turaco de Knysna” un ave autóctona abundante en este parque (cuerpo de paloma, cabeza de loro) y el águila africana que pesca en el río. El sendero cruza varias veces el río. No es caudaloso y podemos saltar entre piedras y  en una parte más caudalosa lo pasamos con una barca de sirga que nos hace sentirnos Indiana Jones en el Amazonas. Qué bonito!.
Estamos viajando por la Ruta Jardín muy lentamente y disponemos de tiempo para pasarlo en magníficos parque naturales.

En menos de una hora llegamos a Mossel Bay.  Encontramos sin dificultad la B&B Aquamarina (66 €), una bonita casa frente al mar aunque nuestra habitación da a una especie de terrero con macetas que llaman jardín (no es lo que parece en las fotos).Nos recomiendan cenar en Gannet cerca del puerto, donde según nos dicen se sirven las mejores ostras de la zona y de nuevo aprovechamos para comprobar si es cierto. No están mal estos retos!.

Mossel Bay es una ciudad tranquila y agradable. Tiene un pasado unido a los grandes navegantes portugueses en sus rutas a las Indias y especialmente a Bartolomeu Dia,s el primer europeo que en 1488 rodeo el Cabo de Buena Esperanza y desembarcó en  Mossel Bay para aprovisionarse de agua. La protección del puerto natural facilitó que, a lo largo de los años, los navíos que hacian la ruta a Oriente tomasen Mossel Bay como lugar de aprovisionamiento de agua y alimentos. También dio pie a que se utilizase como “estafeta de correos” desde que en 1500, Pedro da Ataide dejara en un árbol junto a la playa, dentro de una bota vieja, una carta que fue encontrada al año siguiente por otro marinero portugués, João da Nova. Este último erigió en el lugar una pequeña capilla,  convirtiéndose "el árbol del correo" en una espontánea oficina de correos entre navíos.
Milkwood. ¿Será el árbol del correo?

Visitamos el Complejo museístico Bartolomeu Dias, fundado con motivo del 500 aniversario del desembarco de Bartolomeu Dias en Mossel Bay (1988). El complejo lo forman varios edificios y un amplio jardín junto al mar en el que se encuentre el famoso árbol de la especie milkwood (madera de leche) de una antigüedad de 500 años que bien pudiera ser el “árbol del Correo”, aunque no está certificado. Sea como fuere es el árbol más famoso de la Ruta Jardín y eso ya es tiene su mérito.

En el Museo se encuentra la réplica de la carabela que utilizó Bartolomeu Dias, construida a escala natural en Portugal para conmemorar el acontecimiento. Llegó navegando, en un viaje que duró tres meses, para inaugurar el museo en 1988 y ya no volvió a navegar. Se conserva en el museo y es muy agradable subir y sentir la vida de los marineros que viajaban en ella.

La gente acude al paseo marítimo del cabo San Blas de Mossel Bay a contemplar las ballenas que nadan no lejos de la playa, pero el mar está tan revuelto que es imposible divisarlas. Nos quedamos con las ganas.
 
Rebaño de avestruces en Herbertsdale
 Nos apetece variar un poco el paisaje, dejando la Ruta Jardín para ver algo del semidesierto llamado Pequeño karoo. Para ello nos desviamos de la N2 en dirección a Herbertsdale; al poco la carretera se convierte en una linea recta hasta el infinito, solitaria y silenciosa con vallados que protegen los rebaños de vacas y avestruces que campan salvajes en las enormes extensiones de tierra de las fincas de los afrikáners  Es el paisaje de la Sudáfrica rural. En Herbertsdale nada que hacer, nada que ver, la carretera divide los dos barrios, uno de blancos a la derecha y otro de negros a la izquierda y nada más. Extraños estos pueblos...
Carta de vinos Sudáfricanos
Seguimos viaje hasta Albertine, los primeros 10 km la carretera está asfaltada, el resto es una pista de tierra.  No tardamos en encontrar la bodega Jakkalsvlei, que andamos buscando, en medio de una hermosa finca de viñas, con olivos en los márgenes del camino (si, olivos!). Los propietarios son bóers que hablan afrikáans, una lengua derivada del holandés que nos resulta imposible entender. Incluso cuando nos hablan en inglés es difícil seguir sus explicaciones. Pero el lenguaje del vino es universal y podemos catar varios vinos de variedades que no suelen encontrarse en España. Al final compramos una botella de la variedad Pinotage-coffee que nos gusta mucho.
Viñedos del Pequeño karoo.
Llegamos a media tarde a Swellendam con la intención de visitar a la mañana siguiente el PN Bontebok.
Damos una vuelta en coche por el parque (80 Rand) y vemos algunos ejemplares de bontebok, un peculiar antílope de cara blanca ya casi extinguido, que sólo sobrevive aquí gracias a un minucioso programa de recuperación. Son asustadizos y al intentar acercarnos se alejan.

Bontebok
Seguimos viaje por una carretera regional de rectas infinitas y buen pavimento que lleva al Cabo Agujas (Cabo das Agulhas en portugués), el lugar más al sur de Africa, donde se juntan dos grandes océanos: el Índico y el Atlántico. Se suele creer que el punto mas meridional es el cabo de Buena Esperanza pero en realidad queda unos kms más al norte.
Tu al Índico yo al Atlántico
Seguimos por carreteras secundarias hasta Kleinbaii donde por fin podemos contemplar a las ballenas que asoman la aleta, la cola, saltan o lanzan surtidores de agua que dejan su estela.
Damán
A continuación paramos en Hermanus, una ciudad muy turística que en invierno está muy tranquila y resulta agradable; nos sentamos en el precioso paseo marítimo, con bancos identificados con una placa nominal y nos dejamos atrapar por la belleza del lugar: un grupo de delfines pasa saltando, un poco mas allá las ballenas dan giros dejando ver la mitad de su cuerpo en una danza que parece alegre, por la orilla pasean los damanes (Rock Hyrax) una especie de ratón gigante que según wikipedia está emparentado con el elefante.

Queremos ver la colonia de pingüinos de Betty's Bay. Por el camino empieza a llover, cuando llegamos llueve a mares, pero cabezudicos nosotros, nos empeñamos en entrar. Nos cobran 10 Rand (no nos perdonan la entrada) para visitar la colonia de pingüinos del Cabo. Son de pequeño tamaño, de unos 50 cms de alto y de alrededor de 3 kg de peso.

Pingüinos africanos en Betty Bay
Los vemos rápido y cuando llegamos al coche estamos totalmente calados.
Cada vez llueve con más fuerza. Dudamos qué hacer, si seguir hasta Ciudad del Cabo donde tenemos reservado hotel o quedarnos en un pueblo cercano. Vamos por la carretera de la costa a 40 km/h, seguramente es una carretera bonita pero nosotros no podemos ver nada. Estamos más pendientes de evitar los enormes charcos en los que parece que el coche se va a hundir, que en los hipotéticos paisajes del lugar. Por fin salimos a la N2. Hay mucho tráfico y seguimos sin ver bien la carretera, por lo que decidimos ir al aeropuerto que queda de paso y devolver el coche. Uff qué bien!.
Nos cambiamos la ropa, que llevamos empapada, cogemos un taxi para ir a Cape Town, al hotel New King en la zona de Sea Point, donde nos recibe una amplia y agradable habitación, con conexión a Internet y una botella de buen vino blanco sudafricano que tenemos reservada para las ocasiones.
Intenso final de jornada!.

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