domingo, 17 de junio de 2012

Turquía. Diyarbakir, la ciudad de las sandías

Sandias de Diyarbakir
Panorámica de las murallas de Diyarbakir. Foto muros&murallas
Sobre Diyarbakir
 En poco más de tres horas el autobús nos lleva de Senliurfa a Diyarbakir. Son pocos los kilometros que separan estas ciudades sin embargo conforme nos dirigimos hacia Oriente se nota el contraste. Diyarbakir apenas tiene turistas y sigue conservando un aire rural. Conocida como la ciudad de las sandias, todos los años se celebra en el mes de septiembre un festival en el que se exhiben los mejores ejemplares cultivados en las huertas que riega el ya escaso caudal del histórico río Tigris. Las famosas sandias  de Diyarbakir se distribuyen y aprecian en toda Turquía.

Calles que rodean las murallas.Diyarbakir
Murallas de Diyarbakir
 Diyarbakir es la mayor ciudad de la región de Anatolia suroriental; también se podría decir que es la capital del Kurdistán, pero en Turquía el Kurdistán ni existe, ni se reconoce. La mayor ciudad de los kurdos de Turquía ha pasado momentos difíciles relacionados con el conflicto kurdo y el terrorismo, lo que ha hecho que sea más conocida por estos temas que por su riqueza cultural. Sin embargo merece la pena ir a Diyarbakir y pasear por las murallas de basalto negro, que se extienden durante cinco kilómetros y medio rodeando la ciudad antigua.  No se conoce exactamente la fecha de su construcción, pero se sabe que fueron restauradas por el primer emperador cristiano Constantino II en el año 349 y su característica principal es que están construidas íntegramente con basalto negro. En algunos tramos miden hasta doce metros de altura y 5 metros de ancho y conservan  16 torres de vigilancia y cuatro puertas. La muralla está completa, sin cortes, lo que la hace la segunda del mundo en extensión, después de la Gran Muralla China. Desde lo alto se puede ver las huertas plantadas de frutales, regadas por el (sorprendentemente) diminuto río Tigris.

Puerta de las murallas. Diyarbakir
 Nuestra visita a la ciudad
 Nos alojamos en el hotel Büyük Kervansaray (Gran caravansar) cerca de Mardin Kapisi (puerta del sur). Es un antiguo caravansar, lugar donde pernoctaban las caravanas y los tesoros que éstas transportaban, y la restauración del edificio ha respetado la estructura del siglo XVI. Vemos varias habitaciones antes de decidirnos por una de ellas. Todas tienen pequeñas puertas de acceso, en las que hay que inclinarse para poder pasar. Las habitaciones son pequeñas y oscuras, con una única y estrecha ventana. Las mercancías preciosas que cargaban las caravanas eran custodiadas en pequeños espacios, apenas ventilados por estrechas aperturas, al objeto de impedir que fuesen robadas por los ladrones que acechaban estas rutas.
Personas de Diyarbakir



Finalmente elegimos una habitación cerca del patio. El baño es amplio y tiene yacuzzi; Luis lo aprovecha para lavar la ropa y centrifugarla con las burbujas, aunque no resulta ser muy práctico. Nos va a costar casi 100 USD, pero estamos tan cansados después de 4 semanas de viaje (salimos de El Cairo) que nos seduce el atractivo ambiente del caravanseray y renunciamos a las opciones de alojamiento económicas.  El hotel lo ocupan en su mayoría grupos de hombres de negocios (algunos son rusos) que viajan en buenos coches. Se reúnen en la terraza al aire libre que ocupa el patio, con diferencia la parte más agradable del hotel. Nos observamos mutuamente, nosotros nos preguntamos qué negocios les traen a Diyarbakir, ellos nos miran con ojos de no entender que hacen unos turistas por estos lugares. En este patio nos ofrecen fruta fresca a discrección durante todo el día y por la noche se anima con músicos tradicionales que amenizan la cena. Cuando volvemos a la habitación vemos que se ha llenado de hormigas, (inconvenientes del viaje); el personal acude a echarles veneno pero cada vez son más, así que pasamos de ellas, les dejamos que lleven su ruta por el baño y procuramos no molestarlas mucho.
Vendedor de té. Diyarbakir
Maneras de seductor. Diyarbakir
 Diyarbakir es una ciudad pobre, algo deprimida y parece saturada de refugiados huídos de la violencia de décadas pasadas. Paseando por sus calles podemos descubrir casas señoriales, caravanserais, iglesias o mezquitas, en su mayoría deterioradas, que nos dan idea de un pasado mas boyante que el actual. La ciudada amurallada tiene planta romana, con dos grandes calles que forman una cruz; nuestro hotel se encuentra en la calle principal, que está siempre animada. Nos sorprende el gran número de personas que siguen vistiendo los trajes tradicionales. Nos perdemos por las calles secundarias, bulliciosas, pobres y deprimidas, con niños que nos piden money, sus mamás que nos observan y sus padres que se preguntan qué hacemos por esos lugares. Sin embargo no nos sentimos en peligro. Observamos el hacinamiento de la ciudad, con las migraciones recientes, Vamos encontrando preciosos y derruidos edificios de piedra que a pesar de su estado siguen conservando una torre, piedras talladas o un relieve...
Iglesia de la Virgen Maria
Minarete de cuatro patas
Nos acercamos hasta la Mezquita de Hazreti Süleyman que contiene las tumba de 27 Mártires. Es jueves, día de peregrinación y de visita. El lugar está lleno de gente rezando, la mayoría mujeres, en una locura colectiva de rezos, salmos y plegarias recitadas en voz alta. Al final de esta entrada insertamos unas fotos con música.
Subimos a las murallas, que se conservan en muy buen estado y desde arriba nos permiten ver las partes vieja y nueva de la ciudad. Apenas hay turistas en la ciudad, la gente es muy amable, y a pesar de las reticencias que nos aconsejaban no visitar Diyarbakir, no tenemos sensación de inseguridad.
composición casual
Por la noche las familias salen a tomar la fresca, algunos traen con ellos una cabra o varias ovejas para que pasten en los jardines que rodean las murallas.
Decidimos hacer en tren el viaje de vuelta a Estambul. Cuando lo comentamos nos miran con sorpresa e insisten en que es mejor el avión. Parecen no entender y adivinamos en su sonrisa que piensan que estamos locos. Son 40 h. hasta Estambul, pero tenemos previsto descansar en Ankara por el día en un hotel barato y seguir hasta Estambul en otro tren nocturno.
Encargamos en un restaurante la comida para el viaje. Nos preparan un menú buenísimo y barato a base de arroz, pollo frito, berenjenas, pan con semillas,.. Un vigilante de la estación se ha visto en la obligación de insistir en los peligros del viaje, nos ha aconsejado vigilar bien nuestra maleta y sobre todo no comer ni beber nada que nos ofrezcan. Me mete el miedo en el cuerpo (con lo miedica que soy). Y entro en el tren con todo tipo de prevenciones que se disipan a los pocos minutos. Compartimos el vagón del tren con un padre, empleado de cultura en el Ayuntamiento de Diyarbakir y su hija de 6 años que tiene un problema en el tendón de un brazo. Van al médico a Estambul (80 h de viaje de i/v) en tren porque al padre le hacen descuento. Son encantadores y resulta muy agradable compartir con ellos un viaje tan largo.
Tren a Ankara
Compañeros de viaje
 Atravesamos toda Anatolia. El tren es algo viejo y para a menudo, sin embargo hemos podido disfrutar del viento (se pueden bajar las ventanillas) y ver pasar todo tipo de paisajes. 25 horas más tarde llegamos a Ankara y nos despedimos de nuestros compañeros de vagón que continúan viaje hasta Estambul. La ternura que nos transmitireron en el viaje se ha quedado con nosotros y deseo lo mejor para ellos.

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