martes, 13 de noviembre de 2012

El qat o las flores del paraíso

La hora del qat. Yemen
“Un país narcotizado” es el título de un articulo sobre el qat en Yemen que el diario El Pais publicó el pasado domingo. Un artículo muy interesante sobre este narcótico que se adueña de la vida de los yemeníes durante gran parte del día.
Momento de relax. Yemen

Mercado del qat en Sanáa. Yemen
El qat se ha consumido tradicionalmente en algunos países de la Península Arábica y en el Cuerno de África. En Yemen, Somalia y Etiopía su consumo estaba asociado a celebraciones importantes y a momentos especiales de la vida; sin embargo, desde hace unos años, ha pasado a consumirse en Yemen de forma masiva y diaria.
Vendedor de jambiyas. Yemen
Los consumidores habituales de qat destinan bastante tiempo a proveerse de él y nunca es demasiado temprano para ir a comprar la ración diaria de este efímero producto que pierde sus propiedades a las pocas horas. Toda ciudad, pueblo o aldea del Yemen cuenta con sus lugares destinados a la venta del qat. En la capital, Sanáa, el mercado del qat ocupa una gran explanada en la que hormiguean miles de hombres en busca de hojas frescas. Los vendedores lo recolectan de las plantaciones de la montaña al despuntar el día y con sus  viejas camionetas, lo llevan a la ciudad.
Cultivo de qat. Yemen

 
Los vendedores y vendedoras de qat también están en los mercados y bazares, allí exponen sus ramitas a los potenciales compradores. Paseando por los mercados de Yemen es habitual que te ofrezcan probar esta “delicatesen”. Nosotros la probamos varias veces pero siempre nos sabia simple y llanamente a hierba tierna y agridulce. Los consumidores de qat, es decir la gran mayoría de la población, lo llevan bien guardado en bolsitas de plástico para conservar su humedad.
El atardecer es el momento álgido del qat. Yemen no se paraliza, se relaja con ese “flemón” que les sale en la cara y la vida se hace más lenta, más pausada. Se puede ver a los hombres (las mujeres lo consumen menos y en privado) en cualquier calle, en los comercios, en rincones tranquilos, relajarse con esta hierba que forma una bola tan grande que casi les impide hablar.
Vendedores de qat en la carretera. Yemen
 Viajando por el país pudimos ver también vendedores de qat en las márgenes de las carreteras y varias veces paramos a ver la mercancía. Si nuestro conductor no había comprado su qat antes se salir, se paraba a mirar el producto y comparaba hasta encontrar la calidad deseada al precio que le convenía. Porque el qat es caro y hay que regatear, supone un importante desembolso y su consumo tiene prioridad sobre cualquier otra necesidad familiar.
En Etiopía la venta de qat no es tan evidente, los vendedores llevan este producto oculto en cestas o mantas ajeno a las miradas. Lo esconden, en parte para ocultarlo, en parte para proteger del sol las sensibles ramitas. En las calles de la ciudad de Harar pudimos ver un importante número de hombres alienados como consecuencia  del consumo prolongado del qat. Uno de ellos la tomó con nosotros y nos estuvo siguiendo durante un buen rato con la cantinela de money, money, faranjo!
El qat en Harar. Etiopía

¿Efectos del qat?. Etiopía

Ramillete de qat en una furgoneta. Etiopía
 El consumo de qat está prohibido en países como Arabia Saudí y Omán; esto, unido al hecho de que sus propiedades son muy volátiles, hace que el tráfico ilegal entre los distintos países de la región sea incesante y frenético. En el autobús que nos llevaba de Yemen a Omán los pasajeros yemeníes no dejaron de masticar en toda la noche para extraer todo el placer antes de adentrarse en un país que le obligaba a un período de "abstinencia". En Etiopía nos encontramos con el masivo flujo de camiones cargados de esta droga al salir de Harar por la carretera que lleva a Hargeysha, capital del no reconocido estado de Somalilandia. Allí cada aldea del camino es un gran mercado y todo individuo que circula es un potencial contrabandista de qat.

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