lunes, 17 de diciembre de 2012

Singapur - Singapura

Hotel Marina Bay Sands. Singapur
Esta isla, ciudad, estado, todo en uno, es el destino final de nuestro viaje. Llegar a Singapur supone dejar los calores tropicales y las lluvias de los monzones para pasar al frío y el cierzo de Zaragoza.
Singapur, Singapura para ciertos lugareños, ocupa un pequeño espacio de 45 x 25 km en el que se ha sabido crear una ciudad próspera con un importante peso como puerto franco de las mercancías que van de Oriente a Occidente y de norte a sur.

La historia de Singapur es reciente y su fundación se debe al inglés Sir Stamford Raffles, presente en esculturas, calles, edificios y hasta el hotel más caro de Singapur lleva su nombre.
Llegamos a Singapur unos días antes de la Navidad. Nos alojamos muy cerca de la calle Orchard, el corazón comercial de la ciudad. Los centros comerciales respiran "gui gui chu a meri crismas" y están fantásticamente decorados. Montones de gente van de un centro comercial a otro y todos compiten por ver cual tiene las mejores animaciones. Es la locura del consumo en su punto más álgido.
Piscina del Hotel Marina Bay Sands. Singapur
Cansados de tiendas nos vamos al parque del Merlion, en la desembocadura del río Singapur, a ver el famoso hotel Marina Bay Sands desde el otro lado de la bahía, y como otros muchos turistas hacemos la típica foto del Merlion con su surtidor de agua y el hotel al fondo.
Sentados en uno de los cubos de la orilla del río podemos ver a la vez los otros símbolos de Singapur: la noria, el edificio de los teatros Esplanade con una forma espinosa que recuerda al durian, los puentes que atraviesan el río, las barcas con turistas, el hotel Fullerton, otro de los hoteles emblemáticos de Singapur, y sobresaliendo por encima de todo, los grandes rascacielos de los grandes: el banco Maybank, HSBC, Straits Trading,... Mientras descansamos se ha hecho de noche y han aparecido de repente miles de luces perfilando las siluetas de los edificios. Singapur esta bonita por la noche.
Centro comercial Orchard. Singapur
Y a cenar a Little India, un ambiente totalmente diferente, un trozo de India en Singapur, caótico, ruidoso y no tan pulcro como en el resto de la ciudad donde la multa por tirar un papel o una colilla, comer o beber en el metro pueden costarte 500 S$.
La mañana sale soleado y decidimos subir a la terraza del hotel Marina Bay Sand. Cuesta 20 $S unos 13 € y nos informan de que hay dos anulaciones para hacer una visita guiada, incluida en el precio, que te lleva por la piscina y la parte exclusiva para clientes del hotel, es a las 2 de la tarde, así que decidimos hacerla.
Damos una vuelta por todo el complejo de Marina Bay Sand. Desde el interior el hotel es diáfano y amplio, con una decoración sencilla y acogedora, nada ostentosa, en tono casi exclusivo en blanco y madera, hay mucho movimiento de gente, clientes, curiosos y turistas.
Little India. Singapur
Delante del hotel, cerca de la bahía, se encuentran unos edificios mas bajos, son los exclusivos centros comerciales con interiores luminosos un techos trasparente y diáfanos, uno de ellos incluso tiene un canal artificial con barquitas para hacer paseos, en otro hay una pista de patinaje y en todos tiendas exclusivas de esas que no te atreves a entrar. También hay un casino y la curiosidad nos lleva a entrar después de enseñar y de que nos escaneen el pasaporte. No se puede hacer fotos. El interior tiene un diseño igualmente muy agradable con un patio central al que dan varias galerías, todo diseñado en formas onduladas. Pasamos un rato viendo a los jugadores y las apuesta. hay todo tipo de mesas de juego y en uno de los laterales están las " maquinetas tragaperras". Los pisos de arriba son más exclusivos y solo pueden entrar los socios.
Merlion. Singapur
El propietario de este hotel es Adelson, el mismo que tiene previsto montar en España el polémico proyecto de Eurovegas, eso si, antes le tiene que cambiar las leyes y ponérselas a su gusto.
La vista desde la terraza del hotel es impresionante, abarca toda la ciudad. La desembocadura del río, los Jardines de la Bahía (sin acabar) y el puerto se ven preciosos. Podemos acceder a la piscina de más de 150 m que hay en la terraza del hotel, pero no podemos usarla. A pesar de estar lloviendo hay bastantes clientes del hotel disfrutando de las vistas de Singapur desde la piscina.
Y así se pasa el rato y llega la hora de dejar la ciudad y volver a casa (como dice un anuncio de turrón) por Navidad.




"wi wi chu..." en Singapur

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegro

Libreta Viajera dijo...

Hola Pilar, me tengo que poner al día con todos vuestros relatos!!! por las fotos tiene muy buena pinta no???